Los indies tienen la extraña y triste función de rellenar las bibliotecas virtuales de aquellos a los que nos gusta esta afición. Videojuegos que no se sabe muy bien cómo, o cuándo, llegaron ahí y ocupan un lugar en medio de decenas o centenares de títulos. Ya fuera porque estaban con un jugoso descuento, porque venían en un pack con otros que interesaban más, o porque directamente los regalaban, llenan el lánguido puesto de ser un número más.
¿Es una situación justa? ¿Esto lo provoca la poca cantidad de presupuesto/publicidad, o es la falta de calidad? ¿Nos acercamos a una sobresaturación del mercado similar al crack de los años 80?
Sea como fuere, no os dejaré tiempo para reflexionar y así evitaros la ansiedad de un futuro desalentador. Hoy hablaré del primer juego aprobado en Steam Greenlight, y apoyado por ThePirateBay. Sí, has leído bien y no, no me lo estoy inventando. Y con todo esto sobre la mesa, es hora de mostraros el resultado de darle la posibilidad de programar a una persona claramente desequilibrada y con serios problemas sociales.
Es hora de salvar el día.
Jugabilidad: El objetivo es resolver un puzle interactuando con el escenario. En este caso, y al ser en una pantalla táctil, con el dedo; cogemos un ítem, lo usamos en otra cosa, se resuelve el problema. Muy clásico y, si tienes algo de experiencia, es probable que esta explicación te recuerde al género de las aventuras gráficas. Bueno, antes de que se volviesen novelas interactivas. Y no te equivocarías, aunque cuenta con ciertas diferencias.
Estas empiezan con un sistema simplificado al extremo, sin menús o acciones a realizar. No se puede tocar un objeto y decidir si quieres cogerlo, olerlo o guardarlo, pues está predefinido. Y es aquí donde de verdad destaca, pues esto provoca una absoluta locura. Disponiendo de tan sólo 20 segundos para resolver el puzle, cuando pulsamos sobre algo sus consecuencias son casi imposibles de imaginar. Así cada nivel se convierte una epopeya de burradas, una tras otra. No es un juego de pensar, de buscar la solución, ni nada similar; su objetivo es que todo pase muy rápido, y que todo lo que pase sea tan idiota que te saque una sonrisa. A base de probar acabarás avanzando al siguiente escenario, pero para lograr completarlo al 100% piden que veas todas las interacciones posibles. No tiene más. Cada nivel se divide en seis escenarios que se repiten en bucle hasta que los solucionas todos.
Historia: Controlamos a McPixel, con la misión de detener una explosión allá donde caiga. Este heroico personaje se mueve en escenarios llenos de guiños y referencias, algunas tan obvias que no sé cómo se está vendiendo sin problemas de copyright. No tiene más, y tampoco le hace falta.
Arte/Tecnología: Las imágenes hablan por sí solas. Usando un estilo de la Atari más ochentera –sin las limitaciones gráficas de esta- presenta sprites coloridos y algo amorfos que encajan con la locura inherente de la obra. A todos se les ha dedicado un gran trabajo en su creación, que se complementan con unas animaciones que te puedes esperar de una consola antigua, pero sin las ralentizaciones de la época. Y tampoco me he tropezado con ningún bug. En general se ve bien en pantalla del teléfono.
Y digo en general porque el juego tiene dos modos: “Historia” y “DLC”. Si bien en el primero todo es tal y como acabo de decir, en el DLC la calidad varía mucho, pues hay niveles con peores explosiones, escenarios muy parcos en detalle, interacciones que se ven mal, etcétera. No sé por qué existe este desnivel, pero algunos rompen demasiado la estética global y chocan diametralmente con la calidad de las fases principales.
Música/Sonido: Lo peor de McPixel con diferencia. Empieza teniendo unas composiciones animadas, que invitan a apresurarse y a no parar… que se vuelven machaconas al cabo de unos minutos. No ayuda a su causa que haya cuatro o cinco melodías en total, agudizando un defecto que te hará bajar el volumen en más de una ocasión.
Los escasos sonidos existentes son lo que te esperarías de un juego que trata de replicar al pasado. Muy bit, digitales y poco naturales, pero exactamente lo que necesita. La única voz que hay es maravillosa, eso sí. Es fiel a sí mismo hasta el final, y eso no es algo malo.
Duración/Dificultad: Nunca trata de ser difícil. Al contrario, busca ser siempre lo más simple posible. Jamás te complicarás o tendrás que buscar por internet como ver todas las interacciones… salvo en un par de escenarios del modo DLC. Sé que sueno a disco rayado, pero tengo que hacer hincapié en las diferencias de calidad, especialmente cuando el contenido extra puede ser la mitad o más del total. En historia es perfecto; bien diseñado y cuidado al milímetro, todo es una orgía de risas. En el otro, en cambio, parece hecho por otra gente, ya que su calidad baja demasiado en ciertas zonas, hay niveles que se repiten, y un par donde necesitarás googlear sí o sí para completarlos al 100%. Son como el día y la noche, y no sé cómo ni por qué han llegado a estar disponibles, pues sólo dañan al juego principal.
Completarlo todo puede llevarte un par de horas. Es una experiencia muy divertida, muy rápida, pero sobre todo muy fugaz, en la que se hace patente que le falta mucho material -de buena calidad-. Es perfecto para partidas rápidas en el móvil. Creo que no es nativo del sistema, pero se ha adaptado tan bien que parece hecho para él.
En resumen: McPixel trata de ser una experiencia sin pies ni cabeza, pero siempre terriblemente divertida. Y lo consigue. Humor tan malo que hace gracia, locuras, y corrección política inexistente. Rápido, simple y muy efectivo 6/10. Con unas partituras más trabajadas, más material al que jugar, y un mejor control de calidad de los DLC, habría sido una atípica y maravillosa obra maestra. Se queda lejos de eso, pero donde acierta lo hace de pleno. Si lo tienes en tu biblioteca, o lo ves por un par de euros, no lo dudes: McPixel puede salvar tu día.
Siendo justos, esto es algo que llevo queriendo hacer mucho tiempo.
Móvil Usado: Xiaomi Mi 9T
- Procesador Snapdragon 730
- Memoria RAM 6GB
- Android 9 Pie
- Jugado con pantalla táctil